Esta semana se celebra la “Semana Mundial de la Concienciación sobre el uso de antibióticos”, marco elegido por Cedecarne para desmentir uno de los mayores mitos que se dan en torno a la carne: la presencia de antibióticos en la carne que se vende en España.
Aprovechando que esta semana se celebra la “Semana Mundial de la Concienciación sobre el uso de antibióticos”, la Confederación Española de Detallistas de la Carne, Cedecarne, con el doble objetivo de desmitificar uno de los bulos que circulan en torno al consumo de carne, y también de ser fieles a su principio de transparencia, desea trasladar al consumidor y a la sociedad en general un mensaje de tranquilidad, porque se puede decir más alto, pero no más claro: la carne que llega al punto de venta en nuestro país, por ley, está libre de antibióticos, sometiéndose durante toda la cadena a rigurosos controles de seguridad alimentaria, para que ello se cumpla.
Por tanto ¿qué debe saber el consumidor sobre su uso o no uso?
- La carne que se adquiere en los establecimientos especializados de carnicería es en su mayoría española y europea, Con uno de los sistemas productivos ganaderos más exigentes en el mundo en cuanto a seguridad alimentaria y trazabilidad.
- A pesar de los numerosos estudios médicos y científicos lanzados desde distintos ámbitos, aún hay consumidores que ignoran que el uso de antibióticos para estimular el crecimiento de los animales de granja está prohibido desde 2006 (Directiva 2001/82/CE y sus numerosas modificaciones). Además, el sector ganadero español lleva años disminuyendo la cantidad de antibióticos utilizados en el ganado, evitando así la aparición de resistencias a antimicrobianos, que generarían un riesgo para la sostenibilidad económica de las granjas, al prolongar la duración de las enfermedades y, por tanto, encarecer los tratamientos. Esto afectaría asimismo indirectamente a las personas, ya que al haber bacterias resistentes en animales, pueden llegar a ser resistentes también en personas.
- El uso de ciertos antibióticos está permitido en los animales de granja, pero para evitar que estos puedan pasar a animales vivos o a canales y productos cárnicos, el Plan Nacional de Investigación de Resistencias (PNIR) controla desde el año 1989 que no haya animales enfermos en las granjas y, en caso de existir, el tratamiento aplicado siempre será efectuado bajo el tratamiento siempre será efectuado bajo prescripción y control veterinario. Sólo pasará a la cadena alimentaria una vez curado y habiendo cumplido previamente el periodo de supresión garantiza la no presencia de antibióticos, siempre anotando todo en el Libro de Tratamientos controlado por los servicios veterinarios oficiales.
Si al consumidor, le queda alguna duda, puede preguntar a su profesional de confianza, su carnicero, charcutero, pollero o casquero. Nadie mejor que ellos para asesorarle y transmitirle información veraz en torno al consumo de carne y derivados, contribuyendo así a generar un clima estable a favor de un alimento tan importante en la cesta de la compara y necesario en una dieta equilibradaSe puede